
En esta ciudad los gatos fuman marihuana acostados en las azoteas. Miran la luna llena con ojos celestes de animal iluminado. Colocados de plata imploran al cielo una oportunidad. Abajo, más abajo, donde los tipos grises arrastran sus pies por aceras de plomo, el tiempo negro empapa de arrogancia las esquinas, se introduce en los cerebros, abduce voluntades, mata los sueños y ahoga asesino el bendito silencio. Los gatos recitan mantras antiguos, pintan sus pequeños corazones con grafittis sin aparente sentido. Son solo trozos de alma de dios. Colocados, enfermos de perplejidad, parecen pintados sobre el cielo gris que cubre la ciudad. Quieren escapar, horrorizados de asfalto, y solo fuman marihuana, fuman mirando a la luna. Volutas de humo blanco, como de un sacrificio, suben y suben, se pierden entre nubes. El universo, ajeno a sus pulmones, se expande sobre sus orejas.
1 comentario:
Hola, Jonas, he llegado hasta tu blog por casualidad. Me gusta lo que escribes y lo que expresas. Me gusta tu prosa poética o fragmentos de diario.
Te dejo un saludo y un abrazo
Ana
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